viernes, 3 de septiembre de 2010

Dia 10, museos y carreras!!!

Bueno, último día, al recordarlo me vienen a la memoria lo frustrante que empezó siendo la mañana, lo bien que estuvo el mediodía y las carreras que nos tuvimos que dar justo antes de coger el avión...

Empezamos separados, Dani y Yaiza iban a desayunar en el albergue y luego pasarse por un museo, mientras que Mónica y yo decidimos acercarnos hasta el trampolín de saltos de esquí de los JJ.OO. de invierno de 2010 en el que hay un mirador desde el que se tiene la mejor vista de Oslo que es la atracción más visitada de la ciudad, pero que está algo retiradillo.

Empezamos teniendo algunos problemillas cuando dejamos la llave en la recepción porque no encontraban nuestra ficha... la verdad es que tenían un poco de desorden. Al final se solucionó el tema cuando les dijimos que teníamos 2 habitaciones y no una sola. Salimos un poco más deprisa con dirección a la estación en busca de las consignas para no ir con la mochila a cuestas. Las encontramos y tras pagar una de 50nok nos dio la clave para volver a abrirla y salimos rumbo al metro.

Cuando llegamos vimos que la linea que lleva al trampolín está cortada por obras y que hay un autobús que la sustituye pero que hay que ir hasta otra estación de metro, me recordaba a Madrid en verano... Una cosa que nos sorprendió bastante del metro de Oslo es que los tornos están abiertos a pesar de lo cual todo el mundo pica el billete así que por fin, estrenamos la OsloPass!. Llegamos en muy poco tiempo a la estación en un metro muy muy bien cuidado.

El autobús ya fue otro cantar, tuvimos que esperar más de 30 minutos (dichosos fines de semana y la reducción de servicios...). Aprovechamos para comprar algo que beber, Mónica se pilló un zumo y yo un Solo sintron (que rico que está). El zumo de Mónica acabó en mis pantalones y mis botas en un descuido, así que no bebió mucho.

El caso es que tras unos 20 minutos de autobús llegamos a la parada que creíamos que era la del trampolín. Nos bajamos muchos (todos turistas). Yo lo primero que hice fue buscar la parada para volver porque habíamos quedado a una hora con Dani y Yaiza y no quería perder tiempo además, supuse que estaría cerca... y una leche!!! Casi a 10 minutos!!!

Y luego tuvimos que subir una cuestecita durante unos 15 minutos para llegar al trampolín (y ver que la siguiente parada del bus deja justo enfrente (aaaahhhhh!!!!!). Pero ya estábamos allí, ibamos a ver una de las mejores vistas de Oslo. Ibamos... porque cuando por fin llegamos al mostrador vemos un cartel que informa que el ascensor al mirador se les ha roto y que iba a estar cerrado!!! Noooooooooooooooooo! Nos conformamos con sacar unas cuantas fotos al trampolín y volver al bus


Ya de vuelta en el metro pasó lo que hubiera creido imposible... me confundieron con un noruego!!! Un chico joven se para delante mio en el andén y me pregunta algo en un perfecto noruego... tras un "sorry, I don´t speak..." por mi parte el muchacho cambió al inglés y me preguntó si sabía cómo llegar a la estación central de Oslo. Le indiqué que la linea que iba a pasar en 1 minuto por el andén llegaba directa sin salir de mi asombro.

Mónica y yo nos bajamos antes, justo para llegar al puerto donde se coge el barquito que lleva a la isla de los museos. Allí habíamos quedado con Dani y Yaiza y llegamos más o menos a la par!!! Vimos el ayuntamiento que es grande y está en un edificio singular un poco feo. Nos pusimos a la cola del barco que no tardó mucho en llegar y tras mostrar la OsloPass una vez a bordo llegamos en cosa de 10 minutos a la isla.

La primera parada fue el museo folclórico noruego. Tras perder el tiempo viendo el edificio principal y la colección de tonterías que alberga, entramos en otro edificio que estaba un poco mejor y guardaba trajes de época y reproducciones de los cuartos tipicos de casas noruegas. No obstante lo mejor estaba por llegar porque dejamos a Dani y a Yaiza en otro edificio que tampoco tenía mucho que ver tras avisarles de que fuera había una cantidad brutal de cabañas típicas, una iglesia, gente caracterizada de distintas épocas,... Es lo más bonito del museo, perderse por entre las cabañas, las reproducciones de los pueblecitos...






La segunda parada fue el museo de los barcos vikingos. En él se conservan 2 barcos vikingos practicamente como nuevos (después de restaurarlos) así como varios objetos que se encontraron en las excavaciones. Son impresionantes, son barcos muy largos y muy anchos pero no tienen mucho calado (ya hablo como un marinero...)


La última parada, porque no teníamos más tiempo, fue el museo Flam, el del barco de las expediciones al polo. Según entras no te esperas lo que te vas a encontrar... es el barco completo!!! Tienes que subir 2 ó 3 niveles para entrar en el barco y una vez dentro puedes ver desde la sala de máquinas hasta los cuartos de la tripulación, la enfermería, etc.


A partir de ahí todo fueron carreras!!! La primera hasta la barca que llevaba a Oslo donde nos encontramos con Dani y Yaiza que la habían cogido en el otro extremo de la isla!!! (la barca hace 2 paradas). La segunda carrera fue desde el embarcadero hasta la parada del tranvía que nos dejaba en la estación. En la parada esperamos unos 10 minutos (en las paradas pone cuanto va a tardar en llegar el tranvia). Una vez en la estación, Dani, Yaiza y Mónica fueron a la oficina de turismo a que nos dijeran la forma más rápida de llegar al aeropuerto de Oslo-Rygge, mientras que yo volvía a las consignas a recuperar nuestras mochilas. Regresé justo a tiempo para ver la cara del pobre hombre de información cuando le dijeron que teníamos que salir YA porque el vuelo salia a las 17 (eran las 14:45). Estuvo mirando y nos dijo que en 12 minutos salía un tren que dejaba cerca del aeropuerto y que desde allí un autobús recogía y trasladaba a los viajeros hasta la terminal.

Según nos lo dijo salimos corriendo a las taquillas de los trenes. Tuvimos que buscar el tren que nos decía porque no lo encontrábamos en los paneles. Por fin lo encontramos y nos sacamos 4 billetes para Moss (como el aeropuerto es Moss-Rygge). Salimos otra vez corriendo hacia el anden en el que salia el tren y llegamos!!! OEOEOEOEEEE!!!! Nos habían sobrado 3 minutos!!!

Ahora bien, habíamos cogido los billetes a Moss pero dudábamos si teníamos que ir a Moss o a Rygge (una estación más adelante). Le preguntamos al revisor y nos contó que teníamos que ir hasta Rygge. Le preguntamos cuánto teníamos que pagar ya que nos habíamos comprado un billete para una estación anterior y nos llevamos una grata sorpresa cuando nos dijo que no importaba, que nos bajásemos en Rygge por el lado derecho, y que nada más salir de la estación habría un autobús esperando para ir al aeropuerto!!!

Y así fue, nos bajamos, nos montamos en el bus, esperamos a que viniera el tren del otro sentido (ya eran las 16 y salíamos a las 17:20!!!). Yo me puse a espolear al conductor con el sonido del látigo que llevo en el teléfono al grito de corre!!! corre!!! (la gente se reía!!!). Al final llegamos al aeropuerto y mientras Dani y Yaiza iban a comprarse algo para comer porque sino desfallecían Mónica y yo hicimos cola para hacer el Tax-refund. No pudimos hacerlo porque aunque teníamos el tiquet sellado no teníamos el sobre necesario... nos dijeron que lo podíamos hacer por correo rellenando los datos que pedían en el ticket del tax-refund así que nos fuimos corriendo (para variar) al control y al embarque. Para sorpresa (agradable) nuestra no nos miraron el tamaño ni el peso (teníamos un miedo...)

Y al final tanta prisa para nada porque el vuelo salió casi a las 18!!! El avión que nos iba a llevar no había ni aterrizado y todavía tendría que salir la gente, lo tendrían que revisar, montarnos,... En fin, que nos dedicamos a descansar y hacer las últimas compras, que si unos renitos-llaveros, que si unos chocolates, que si una camiseta... todo por acabar con las moneditas que llevábamos.

Finalmente llego la hora y embarcamos. Esta vez el vuelo no iba muy lleno y pudimos elegir asiento tranquilamente. No tardamos en despegar. El vuelo se nos pasó muy rápido, a Yaiza porque fue tumbada durmiendo, y a Dani, Mónica y a mi porque nos sentamos los 3 juntos aprovechando los sitios libres y nos pusimos a jugar a la escoba casi hasta el momento del aterrizaje.


Ya en Barajas, nos despedimos de Mónica que se fue en taxi a casa, mientras que Dani, Yaiza y yo regresamos a nuestras casas en metro.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Dia 9, tarde en Oslo

Tras la dura jornada del dia anterior la mañana se presentó con un cielo despejado y brillante. Era hora de recoger, desayunar y tomar el bus con destino a Tau y a Stavanger, para coger el avión que nos dejaría en Oslo!!!

Como habíamos cenado bastante poco arrasamos en el desayuno. Esta vez había bastantes más tipos de pan, todos riquisimos, y varios tipos de mermeladas, había embutidos, crema de caviar y de arenque,... así que nos dimos un homenaje.

Volvimos a nuestro cuarto a recoger la mochila, devolvimos la llave en recepción y nos pusimos a esperar el autobús. Como era sábado tardó bastante así que tuvimos que tener algo de paciencia. En este caso se trataba del autobús de la empresa TIDE, que como comenté en el resumen del día anterior no hace parada en Jorpedal sino que va directo. No tardamos mucho en llegar a Tau, pero al igual que el autobús, el servicio de los ferrys es menor los fines de semana, por lo que también tuvimos que esperar un rato.

Ya en Stavanger, con las mochilas a cuestas nos dividimos en dos grupos y mientras las chicas fueron a ver el museo del petroleo, Dani y yo decidimos pasear por las calles que estaban llenas de gente. De camino al museo que era donde ibamos a dividirnos Mónica no pudo resistirse a pegar unos cuantos botes en una cama elástica que había en un parque infantil. Joer, el parque tenía de todo, cama elástica, una cuerda para que los niños hicieran equilibrio, columpios,... y todo perfectamente cuidado.



Tras una horita de paseo más o menos, volvimos al museo, esperamos a que salieran las muchachas y decidimos ir hacia el aeropuerto e intentar acercarnos a la playa de Sola que según había leido Mónica estaba bastante bien. Cogimos el flybussen de Stavanger por 90 nok y nos dejó en el aeropuerto de Stavanger que no es pequeñito, está muy bien. Intentamos ir hacia la playa, pero por falta de ganas, de tiempo y de indicaciones decidimos volver al aeropuerto y esperar a que llamasen para embarcar matando el tiempo jugando a las cartas.

Después de unas cuantas partidas subimos a la zona de embarque donde esta vez no pesaron el equipaje ni lo midieron, pero como de costumbre nos tuvimos que descalzar para pasar por los controles del aeropuerto. Embarcamos puntuales y en cosa de una hora estábamos aterrizando en el aeropuerto de Oslo Gardemoen, el más grande y mejor comunicado de cuantos tiene Oslo.

Desde el aeropuerto podíamos coger el tren express que lleva a Oslo en muy poco tiempo (y es bastante caro), coger un tren normal que nos dejaba en 45-50 minutos en Oslo y salía más barato que el express, o coger el Flybussen. Decidimos ir en tren (110 nok) porque estábamos en hora, iríamos muy cómodos (los trenes noruegos son muy buenos) y porque así llegábamos a la estación central de Oslo que está en medio de la zona turística, al lado de la ópera.

Llegamos sin contratiempos y nos sacamos la OsloPass de 24h por 230 nok, con la que teníamos derecho a coger cualquier medio de transporte (tren, bus, tranvia, metro) para movernos por la zona de Oslo, además de entrar gratis a la mayoría de los museos. El tiempo de validez de la tarjeta empieza a contar desde que la usas la primera vez.

Fuimos andando al albergue, el Anker Hostel, que es bastante bueno y no está nada lejos de la estación, unos 10 minutos. Al llegar tardaron un poco porque no encontraban nuestra reserva pero finalmente nos dieron las llaves de nuestras habitaciones. Esta vez teníamos 2, cada una con sus camas, el baño completo y una pequeña cocinita.

Dejamos las mochilas que llevábamos a cuestas desde por la mañana y salimos a disfrutar un poco de un paseo por Oslo. Cogimos el tranvia justo a la salida del hotel y sin sellar la OsloPass porque no ponia nada y al enseñársela a la conductora no hizo nada (después nos dimos cuenta de que hay una máquina roja en la que se meten los billetes del tamaño de la OsloPass y te la sella) nos dirigimos al parque Vigeland.

Durante el trayecto yo ya no sabía dónde mirar... chicas rubias, algunas morenas, con taconazos, mini/micro faldas, por todas partes... la tarde-noche de un sábado en Oslo es... En fin, al rato llegamos a la última parada que estaba cerca del parque. Bajamos andando y entramos a ver un sitio muy curioso. Es un parque muy grande al oeste de Oslo en el que hay un montón de estatuas diferentes de hombres, mujeres y niños. Es muy curioso como van cambiando las formas de las estátuas. Me sorprendió ver como la gente hacía barbacoas dentro del parque pero nadie dejaba nada tirado, estaba todo superlimpio, me dio un poco de envidia la verdad.

Del parque fuimos otra vez en tranvia (y otra vez sin sellar la OsloPass) hacia la estación central que es como la Plaza de Callao de Madrid con un montón de gente. Cruzamos la carretera para pasar hacia la Opera, a cuyos pies se estaba celebrando un concierto de música paquistaní. No nos dejaron acercarnos porque el concierto se había acabado y la gente ya estaba saliendo por lo que no vimos la ópera salvo de lejos.


Ya era hora de cenar así que nos recorrimos un par de calles viendo que tipos de restaurantes había pero como Yaiza estaba un poco delicada del estómago y al resto nos daba igual, al final acabamos... en el Egon que sabíamos que tenían de todo. Entramos y no había mucha gente. Pedimos: una ensalada césar de Egon con pechuga de pollo, crutones, parmesano, tomates cereza, pimientos, maíz y aderezo de ajo, una ensalada de ravioli y de pollo con parmesano y aderezo de ajo, un wok de pollo con verduras frescas de wok en salsa de soja hoisin y un sandwich BLT con pechuga de pollo, bacon frito, tomate, aderezo de ajo y patatas fritas!!!

Reposamos un poco la comida y nos fuimos al hotel, que ya teníamos ganas de pillar la cama y era cerca de la 1 cuando llegamos!!!

Dia 8, Preikestolen

Este iba a ser uno de los días más intensos del viaje. El plan inicial era pasar la mañana por Stavanger y al mediodia ir y subir al Preikestolen.

Como era un día intenso el desayuno tenía que ser también intenso. Menudo desayuno nos tenía preparado la buena de Tone. Teníamos de todo, 2 tipos de queso, yogur, mermelada, pan de distinto tipos, crema de caviar, zumo, leche, café... divino. Tras un buen desayuno y después de despedirnos salimos tranquilamente pensando qué podíamos hacer esa mañana.



Decidimos ir a la oficina de turismo a informarnos de la forma de llegar al Preikestolen porque sabíamos que había excursiones concertadas pero como nosotros hacíamos noche allí no sabíamos si podríamos apuntarnos en alguna. Mónica y yo fuimos a la oficina de Turismo mientras Dani y Yaiza se quedaron en el parque buscando un cisne (no uno cualquiera, era uno muy concreto) porque Yaiza le había prometido el día anterior darle pan (dios, desperdiciar el pan con semillitas tan rico que había en el desayuno...). La chica de la oficina de turismo, que debía ser argentina, nos comentó las opciones y la verdad es que aunque podíamos apuntarnos a una excursión concertada y ahorrarnos unas 20 nok preferímos ir por libre para tener libertad de horarios.

Pero teníamos que aprovechar la mañana así que decidimos ir hasta el monumento de las 3 espadas. Nos dijeron que se podía ir andando pero que estaba un poco retirado. Como el tiempo era algo inestable decidimos no arriesgar y cogimos el autobus 29 en la parada 32 frente al parque al lado de la estación. El autobús fueron 25 nok cada uno (aquí no hay descuento por grupo como en Bergen). Como desde el autobús no se veía el monumento nos pasamos la parada y llegamos al final de la ruta, allí le preguntamos al conductor que amablemente nos dejó seguir en el autobus hasta la parada del monumento. Nos habíamos pasado por 4 paradas. Si alguno va, tiene que bajarse en la parada del cuartel del ejército que está a mano derecha dejando un lago a mano izquierda. Nos bajamos, preguntamos a un hombre que iba en bici que nos orientó. Aunque está muy cerca de la parada, menos de 3 minutos, no se ven por los árboles. Según os bajéis del autobús, cruzad a la acera del lago y con el cuartel a vuestra espalda id hacia la rotonda de la izquierda. Una vez en la rotonda, primera salida a la derecha, y ya las vereis.

Las espadas son impresionantes, es una zona espectacular. Nos hicimos bastantes fotos y hasta nos atrevimos a remojarnos las pantorrillas en el agua ya que hay una pequeña playita. Aprovechamos que parecía que el día mejoraba ya que durante el trayecto en bus había llovido a ratos. Estuvimos un ratillo más y decidimos que ya era hora de volver.



Tomamos otra vez el 29 y desde la parada de la estación fuimos caminando hasta el puerto que es donde se toman los ferrys a Tau. Era el primer ferry que pasábamos sin coche!!! Nos montamos y compramos los billetes en el interior. Cada billete son 48 nok aunque algún listo se puede ir sin comprarlo esquivando a los vendedores porque no lo piden a la salida. Llegamos a muelle de Tau y la verdad es que no había nada... Sólo había un autobús que llevaba al preikestolen camping en ese momento así que lo cogimos sin esperar al de la otra compañia (TIDE) que es un poco mejor porque como descubrimos en el trayecto, este hizo una escala en Jorpedal y nos tuvimos que cambiar de bus (es subirte en otro que esta esperandote enfrente). El bus fueron 65 nok. Llegamos (no tiene pérdida porque es la última parada), y tras recoger la llave en la recepción del edificio principal nos fuimos a nuestro cuarto (otra vez un cuarto con 4 camas (literas) sin baño ni ducha... El caso es que decidimos aprovechar y subir al preikestolen antes de que se pusiera a llover porque no estaba el cielo muy despejado...

Durante la subida, que nos llevó casi 2 horas tuvimos de todo... sol, nubes, lluvia leve, lluvia fuerte, otra vez sol,... El recorrido es más o menos fácil, está todo lleno de piedras por las que tienes que ir pasando con cuidado y algunos tramos son un poco más complicados porque están más empinados, pero yendo con tranquilidad no hay peligro.


Cuando por fin llegamos al Preikestolen el tiempo pareció darnos una tregua y salió el sol. Lo aprovechamos para sacarnos fotos. La caida desde el Preikestolen es de unos 600 metros, casi 2 veces la Torre Eiffel. La gente con vértigo no se arrima al borde o lo hace tumbado. En mi caso como no tengo me acerqué sin miedo y me hice una de las fotos más espectaculares del viaje sino la que más!!!




Durante la bajada volvió a llover y a salir el sol, que finalmente se mantuvo aunque ya estábamos calados.

Cuando llegamos, después de darnos una ducha y cambiarnos de ropa Dani y yo decidimos ir en busca de comida pues sólo nos quedaban un par de yogures y cereales. Cuando llegamos al refugio vimos que el restaurante en el que ibamos a cenar era "de lujo", así que fuimos a la tienda de souvenirs del campamento a ver si tenían algo de comida. Compramos una bolsa de patatas, bebidas y otros 2 yogures y con esas provisiones regresamos a la habitación. Las chicas nos miraron con cara de "nos estáis tomando el pelo" cuando las enseñamos lo que íbamos a cenar, pero no las quedó otra que asumir la cruda realidad... Nos bajamos a la sala común, que tiene unas vistas muy bonitas del lago, y cenamos relajadamente mientras jugábamos a las cartas.

Cuando volvimos, comprobamos que la ropa seguía mojada así que decidi probar a secar mis calcetines en el radiador del pasillo... fue un éxito, era un radiador de aire caliente y secaba bastante!!! Las chicas tomaron ejemplo y salieron con bastante ropa que íbamos secando por turnos para sorpresa de todos los que pasaban hacia sus habitaciones que se asombraban al vernos sentados en el pasillo con camisetas, calcetines, botas,... al lado del radiador.

Ya una vez en la cama la verdad es que dormimos de un tirón después de la palicilla del día, salvo Yaiza que es más inquieta y le costó un poco dormirse!